En una votación marcada por una fuerte abstención (el 49,8% de participación), el gobernador Vito Bardi logra la reelección con una amplia ventaja (58-40%) sobre Piero Marrese, a quien el centroizquierda respaldó tras una serie de vaivenes.  

El recuento, que comenzó lentamente, arrebata la corona de partido más votado al Movimiento 5 Estrellas (M5S), que en las elecciones regionales de 2019 y en las generales de 2022 había superado el 20% y ahora ve reducidos a más de la mitad sus votos (alrededor del 8%).    

Los datos provisionales muestran a Fratelli d'Italia (FdI) liderando (más del 16%), seguido de cerca por Forza Italia (FI) que llega al (12%), por sobre la Liga (8%), que tampoco podría superar a Azione, una circunstancia que podría encender la rivalidad entre aliados de cara a las elecciones europeas.

Respecto a las generales, el Partido Demócrata (PD) también cae aproximadamente un punto (15%), lo que también se atribuye a errores estratégicos y que en los próximos meses deberá lidiar con la complicada relación con el M5S de Giuseppe Conte. 

"Agradezco de corazón a todos los ciudadanos que han querido confirmar su apoyo a nuestras políticas", se regocija Giorgia Meloni.

"Su confianza es el motor que nos impulsa cada día hacia adelante". añade la premier.

"Gran satisfacción" proviene también de la Liga, por "el enésimo gran éxito de la centroderecha unida". Pero sobre todo de Forza Italia. "Ha ganado la centroderecha unida. Han ganado los lucanos que han elegido respaldar nuestro Buen Gobierno durante otros 5 años", tuiteó Antonio Tajani, quien convenció a los aliados a apostar nuevamente por el ex general de la Guardia de Finanzas que en 2019 recibió el respaldo de Silvio Berlusconi.

Después de recibir las felicitaciones del rival Marrese, Bardi habló de una "victoria clara" por la noche y agradeció "a los lucanos por la confianza que me han otorgado, por segunda vez".

"Es una gran responsabilidad que siento hacia todos ellos, también hacia los lucanos que no me votaron o que no acudieron a las urnas. Seguiré siendo el Presidente de todos", es el mensaje del gobernador que sumó tras de sí a todo el centroderecha, mientras la oposición de centroizquierda estaba en crisis.

Un psicodrama político que llevó al PD, M5S, Avs, Psi y +Europa a unirse en torno a Marrese después de los desacuerdos sobre Angelo Chiorazzo y luego de recibir el paso atrás de Domenico Lacerenza, el cirujano que permaneció en la contienda solo 72 horas.

El centroizquierda en los últimos dieciséis meses solo ha ganado una elección regional (Lazio) y perdió en Lombardía, Friuli Venezia Giulia, Molise, Abruzzo, Trento y ahora en Basilicata.

Un historial que permite a Giorgia Meloni considerar sólido el apoyo a su gobierno. A diferencia de sus rivales, ella y los demás líderes de la centroderecha, pese a las tensiones y pequeños incidentes parlamentarios, logran transmitir una idea de cohesión, lo que se refleja en las urnas.

También en Basilicata, donde hasta hace unos meses atrás había dudas internas sobre las posibilidades de éxito de Bardi.

Luego, ante el caos en el la oposición y la decisión perdedora de postular a Paolo Truzzu de FdI en Cerdeña en lugar de apostar por la reelección del gobernador de la Liga Christian Solinas, la coalición cerró filas en torno al ex general Bardi.

Una decisión que ahora es reivindicada sobre todo por Forza Italia, que en Potenza para seguir los resultados desplegó a sus principales figuras, entre ellas la ministra Elisabetta Casellati, coordinadora regional, y el líder del grupo en la Cámara, Paolo Barelli.

El resultado, señala el portavoz de FI, Raffaele Nevi, es "fruto del trabajo realizado por el gobernador en estos años, también al ampliar la coalición a fuerzas más reformistas que reconocieron en el buen gobierno de Bardi un mejor destino para sus proyectos y programas".

Iv destaca "la gran satisfacción de Matteo Renzi, quien fue el primero en respaldar a Bardi también en virtud de una antigua amistad. El centro se muestra determinante para ganar", es la tesis del exprimer ministro, la misma que defiende el líder de Noi moderati, Maurizio Lupi. Ansa